Cuan útil es la paz interior. No es opcional. Es vital e indispensable. Después de nuestra vida espiritual, nuestra salud mental, debe ser buscada con esfuerzo, sacrificio y ainco.

Pero ¿La salud espiritual no produce salud mental? Debería por supuesto. El problema está en que nuestra vida espiritual es pobre, ligera y frágil, aun a pesar de nuestro activismo religioso. Estamos tan involucrados en nuestra iglesia, en nuestra labor congregacional, que nos olvidamos de nuestra relación personal e íntima con Dios. Nos hemos vuelto religiosos.

 La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.

Organización Mundial de la Salud

En base a esa definición de la OMS, puedo pensar que si estoy bien, los demás estarán mejor. Pero si estoy mal, los demás estarán peor. Lo cual explica mucho de nuestros conflictos internos que trascienden a quienes nos rodean.

Si no cuidamos nuestra mente, esta se lastima y  enferma. Y lo primero que llega es vivir el papel de víctimas en el hogar, la familia, el trabajo, el estudio  el deporte, la iglesia, etc. En tanto lugar donde coexistamos diariamente. «Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.» 1 Reyes 19:4.

Elías era un siervo de Dios. Era un profeta. Y uno se pregunta, el por qué entonces de su nefasta actitud. Había llegado a desear morir. Estaba en depresión. ¿El siervo profeta de Dios?  Increíble pero así era.

El problema básicamente estaba en su mente, en sus negativos y pesimistas pensamientos. Estaba enfermo mentalmente. Según lo que había visto y oído, así había razonado. Al grado estaba tan mal, que hasta de Dios dudó. Dudando al mismo tiempo del propósito de Dios para él como profeta.

Pero ¿Cómo se cae en semejante estado depresivo, negativo y pesimista? Cuando vemos y oimos, pero dejamos de usar el cerebro. Nos fueron dados ojos para ver, oídos para oír y cerebro para pensar. Usemos nuestro cerebro, para que nuestra mente no sea invadida por ideas falsas destructivas de nosotros mismos. La destrucción empieza con nosotros y continúa con los demás, incluso de quienes amamos.«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.» Filipenses  4:8.

Si necesitamos ayuda para ordenar sabia y sanamente nuestra mente, busquemos esa ayuda. Muchas veces requerimos de alguien más para ver lo que no vemos, y oír lo que no escuchamos. Porque entonces entenderemos nuestro error y cambiaremos nuestras actitudes, acciones y nuestro lenguaje corporal.

El final será la renovación de nuestra mente. O como lo dice mejor La Biblia: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.» Efesios 4:22-24.

Una mente sana es salud mental. Y si hay salud mental, hay paz y seguridad. ¡No lo dude, no se rinda!

Levántese del polvo y sacúdase, alze la mirada, saque el pecho, camine en forma recta y erguida hacia la conquista de sí mismo. Pero… ¡hágalo ya!

«Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» Filipenses 4:7.

El problema está en que si no tenemos salud mental, seremos personas  malpensadas y por lo mismo, malintencionadas.

• Francisco Gudiel  – FG –

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