
Ni el estado, ni la iglesia y ni la escuela han hecho tanto daño a la familia, como el padre y la madre de niños, adolescentes y jóvenes. Le puede fallar a uno el estado, la iglesia y la escuela; pero nunca la familia.
En 2015, en un hospital de Texas, George Pickering vivió el momento más oscuro que puede enfrentar un padre: los médicos aseguraban que su hijo ya no tenía esperanza de vida. Habían decidido desconectarlo del soporte vital.
Pero George no aceptó el veredicto. Desesperado y con el corazón en llamas, tomó una decisión extrema: entró armado al hospital y exigió que no lo desconectaran. Durante horas, mantuvo a todos a raya, repitiendo que su hijo aún estaba ahí… que podía escucharlo.
Y entonces, lo imposible sucedió: su hijo movió la mano ante las palabras de su padre. Ese pequeño gesto cambió todo. Los médicos detuvieron el procedimiento y comprobaron que aún había actividad cerebral.
El joven sobrevivió. George fue arrestado, pero su acto desesperado se convirtió en símbolo de amor inquebrantable y de un instinto que solo un padre puede entender.
• Enséñame De Ciencia
Aquí cabe preguntarse profundamente, ¿Cómo verá y recordará ese hijo a su padre? ¿Qué aprendió de ese acto desesperado pero válido de su padre? ¿A que le inspirará siempre al paso del tiempo y circunstancias en la vida?
Nunca los hijos dejan de ser hijos, y nunca los padres dejan de ser padres; incluso los ausentes por una razón u otra. Se es hijo y se es padre, toda la vida hasta el último día de existencia.«Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.» Proverbios 23:22.
Muchas veces escuchamos a padres y madres, expresando que a pesar del paso del tiempo y el crecimiento de los hijos, ellos les siguen viendo y sintiendo como aquellos niños que un día fueron. Y para poder entender y comprender esto, hay que tener hijos que han crecido tanto física como emocionalmente. Es el amor lo que provoca esto en hombres y mujeres que superan el paso del tiempo, y siguen amando a sus hijos a pesar de … y en medio de …
Entonces vale pensar un momento, ¿A qué inspiro a mis hijos? ¿Cómo me han visto actuar y reaccionar, cuando me ha tocado enfrentar y resolver mi vida al igual que la de ellos? Porque fácil no ha sido, pero eso sí ha sido muy inspirador. «Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.» Lucas 15:20. Vemos aquí el maravilloso ejemplo del hijo pródigo, cuando su padre al verle de lejos corre a abrazarlo y besarlo, mostrando su compasión y su amor incondicional. Después de Dios la familia es lo mejor en nuestra vida diaria.
Como humano que se es, ningún padre y ninguna madre son perfectos. Aunque sí son perfectibles, sujetos a buscar la perfección. Por los hijos vale la pena cualquier esfuerzo y sacrificio que se haga. Si no luchamos nosotros por nuestros hijos, ¿Entonces quién lo hará? De allí la importancia en saber y entender que somos para nuestros hijos, fuentes de inspiración.
La inspiración puede ser buena o mala, es decir para bien o para mal, según la clase de hijo que se tenga. No cuentan muchos padres y madres con la madurez y sabiduría de los hijos, cayendo algunos hijos en actos y acciones malos y hasta despreciables hacia sus progenitores. «Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, Si bien no se ha limpiado de su inmundicia. Hay generación cuyos ojos son altivos Y cuyos párpados están levantados en alto.» Proverbios 30:11-13. Pero aún así, debemos ser ejemplos que los inspiren para bien y no para mal. «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» Romanos 12:21.
Así que seamos padres y madres que ayuden a nuestros hijos a formar un carácter fuerte, firme y estable. ¿En qué áreas? Son muchas y variadas, pero aquí algunas: Espiritualidad y moral, fidelidad y lealtad, respeto, obediencia a la autoridad, honradez, responsabilidad, trabajo, superar adversidades, enfrentar abusos e injusticias, ser empáticos con los demás, respetarse a sí mismos, vocabulario, trato a los demás, el manejo de la ira, etc.
Busque ser amado y admirado por sus hijos sin exeptuar a ninguno. Y para ello tiene que ser un padre y una madre esforzados y sacrificados. ¿Qué estaría dispuesto a dejar de hacer, o a empezar hacer para lograr dar inspiración a su amada familia? ¡Piénselo y actúe ahora mismo!
• Francisco Gudiel – FG –
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