En los años que hemos vivido hasta hoy, hemos experimentado cosas maravillosas y gratificantes; pero también hemos tenido otras que nos han lastimado y dañado mucho,

Leí en una oportunidad que lo más doloroso no es la puñalada que nos dan, sino al voltear darnos cuenta quién nos metió la puñalada. Eso es lo que duele y lastima. Sobre todo cuando estimamos o amamos a esa persona, duele mucho más.
¡Qué doloroso es sufrir la traición y el abandono! ¡Qué doloroso es sufrir la difamación y la calumnia! ¡Qué doloroso es ser estafados y robados! ¡Qué doloroso es extender la mano de ayuda y recibir desagradecimiento, o malagradecimiento! ¡Qué doloroso es ayudar, apoyar y animar a alguien, para que cuando ya no le seamos útiles, nos abandone!
Duele lo malo y lo feo que nos hagan, pero es mucho más doloroso ver quién fue. Allí radica todo el problema de amargura, ira y resentimiento; que nos puede llevar en nuestra existencia por el camino del desprecio, el menosprecio y la venganza. Se puede ir del amor al odio. Iincluso llegar al crímen. ¿Se da cuenta de tan terrible situación en que puede caer? O ¿Ya cayó y está viviendo así? Es el momento para ser libre y empezar a vivir disfrutando de verdad. La vida es bella cuando está libre de amargura y resentimiento.
Vivir así amargado y resentido siempre, es como pretender tomarse uno el veneno y que sea el otro que nos dañó, quien se muera. Lo dramático es que así viven exactamente muchas personas. Pero ¿Cómo estamos y vivimos nosotros? Puede que igual o peor que esas personas. Piénselo.
La buena noticia en medio de esas malas, es que hay una solución para ello. ¡Y está en el perdón! «El que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo.» Proverbios 17:9.
El punto a entender está en que el perdón no es un sentimiento, como para decir o pensar, no siento perdonar». Tampoco el perdón es una emoción, como para decir o pensar, «no quiero perdonar». El perdón es una decisión, no tiene que ver nada con sentir o querer. Uno decide perdonar aunque no sienta, ni quiera hacerlo, por el bien de uno mismo.
Teniemdo dentro de uno todo ese odio, resentimiento, ira y amargura, ¿Quién quiere o siente perdonar? Pues la verdad nadie. Cuando se está así de mal por la falta de perdón, lo que se piensa y desea, es únicamente hacer el mal. Lo cual es normal y natural cuando se está en ese estado deplorable.
La amargura no es solo un pecado; es una infección que te afectará toda la vida. Y la amargura tiene su origen directo en la incapacidad de perdonar. Te vuelve mordaz, sarcástico, crítico y desagradable. Atormentado por los recuerdos de lo que no puedes perdonar, tus pensamientos se vuelven maliciosos hacia los demás y tu visión de la vida se distorsiona por completo.
• The Master’s University
Lo duro de estar viviendo así, es que podemos estar sufriendo por lo que nos hizo alguien, y esa persona andar por la vida como si no hubiese hecho nada. Padecemos el dolor y el enojo, cayendo en enfermedades; y esa persona ni se acuerda lo que hizo. Vivir así no es vida. Eso no se vale. ¡Hay que perdonar! Por nuestro bienestar urge perdonemos. «Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.» Mateo 18:21-22.
Cuando se dice «perdono pero no olvido», hay carencia de voluntad en perdonar. Recuerde que el pasado no se olvida, porque del pasado se sana. Lea el siguiente artículo: El Pasado No Se Olvida. Del Pasado Se Sana, le ayudará a entender mejor esto del perdonar.
Sin excepción alguna todos hemos ofendido y dañado por lo menos a alguien, y es posible no sea uno sino algunos que hemos lastimado. Todos necesitamos el perdón de alguien. Y el perdón de Dios principalmente. «Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.» Marcos 11:25. Si lee bien, dice»perdonad», siendo una decisión no una opción. Lo querremos o no, lo sintamos o no.
los estudios han demostrado que perdonar puede traer grandes beneficios para la salud, reduciendo el riesgo de infarto, mejorando los niveles de colesterol y el sueño, y disminuyendo el dolor, la presión arterial , la ansiedad, la depresión y el estrés. Además, las investigaciones apuntan a que la relación entre el perdón y la salud se fortalece con la edad.
• Hospital Johns Hopkins
Aun está a tiempo para ser feliz en esta maravillosa vida que Dios le ha dado. A pesar de … y en medio de … ¡Usted puede! Sólo le falta perdonar para que la amargura, la ira y el resentimiento salgan de su mente y de su corazón, y como resultado de su cuerpo también. Su salud espiritual, mental y física le esperan ahora mismo.
«Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;» Mateo 5:43-44.
• Francisco Gudiel – FG –
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