Esa pregunta la he escuchado muchas veces. Y considero, las personas que me la han hecho realmente quieren cambiar.

El problema está en que no pueden cambiar aquellas cosas que les dañan y les impiden ser felices. Además para colmo de males, bastantes de esas mismas cosas, dañan a quienes conviven con ellos.
Muchas de esas personas son cristianas y La Biblia nos dice: «porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.» Filipenses 2:13. Entonces vale preguntar ¿Por qué no pueden si Dios pone el querer como el hacer? Dios quiere ayudarles. ¿Entonces?
Al leer y creer este texto bíblico, muchos razonan que Dios va a algo así como robotizarles. Al final pareciera que Dios es quien hará todo, sin tomar en cuenta nuestra voluntad. Nosotros somos seres pensantes con voluntad propia, la cual Dios respeta porque El mismo nos la dio. Tenemos ojos para ver, oídos para oír y cerebro para pensar. Somos seres inteligentes y capaces. Creados por Dios con propósitos claros y definidos. «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.» Génesis 1:26-27.
No existe en La Biblia alguien que en contra de su voluntad, haya hecho algo. Cada quien hizo lo que debía hacer, después de un proceso personal e íntimo con Dios, por ejemplo Jonas, Abraham, Moisés, aun Jesús mismo. Y tampoco hoy día lo hay, ni después lo habrá. Cada quien hace porque decide actuar así como actúa a pesar de… y en medio de… esto o aquello.
En la consejería pastoral he visto a personas con ojos llorosos, otros llorando, algunos mas incluso golpear la pared o el escritorio. He visto sus caras demudasas por el dolor, la frustración, la desesperación, la amargura y la vergüenza. No puedo dudar de sus intenciones de hacer los cambios en sus hábitos, sus conductas y actitudes. Están conscientes de su realidad. Pero aún así, no pueden. Lo logran un tiempo, para luego volver a fracasar.
Entonces he llegado a la conclusión que:
- Lo que uno quiere, lo debe hacer siempre. No por un tiempo. Dios ayudará cada vez que uno lo permita. En contra de la voluntad personal Dios no actúa.
- No dejar de congregarse activamente. Se debe asistir a una iglesia en la cual uno se sienta bien, se sienta amado y respetado. Donde sean bien tratado. Y haya palabra de Dios.
- Buscar la ayuda pastoral, e incluso si fuere necesario profesional de un psicólogo o terapeuta de conducta. Porque uno solo no es capaz de ver cuál es y dónde está la falla.
- Levantarse cada vez que se vuelva a caer. Hasta que se asuma plena responsabilidad de las acciones y actitudes erróneas y destructivas.
¡No espere tocar fondo. Aunque muchas veces, tocar fondo es la tabla de salvación! He visto a varias personas que necesitaron perderlo todo, para hacer lo justo y lo debido, salir triunfantes.
Aún esta a tiempo. Nunca es tarde para volver a intentarlo. ¡Busque ayuda! ¡No se rinda!
• Francisco Gudiel – FG –
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